Inseguridad (II)
(Artículo de opinión publicado el día 12 de mayo de 2006 en el diario El Nacional, página A-10)
Alimento, agua, ropas, techo, son las necesidades más básicas. También es una necesidad básica la seguridad: estar a salvo de peligros y amenazas a la integridad física y moral, y sentir estabilidad y constancia en la satisfacción de las necesidades antes mencionadas, que incluye la posibilidad de conservar la vivienda y el trabajo, es decir: la propiedad del techo y la capacidad adquisitiva del salario.
Cuando las necesidades son satisfechas ? nunca lo son completamente ? las personas accedemos a otro nivel de necesidades que, al no ser básicas, resultan de la interacción humana y son, por tanto, sociales: sentirse parte de varios y diversos grupos. El paso siguiente es sentirnos capaces de aportar individualmente a la sociedad y obtener el reconocimiento merecido. Mientras logramos satisfacer esas necesidades de estimación personal, vamos preparando el último de los escalones de esta serie de necesidades, que será el lograr la autorealización personal o, como lo dijo A. H. Maslow, que fue quien ideó esta secuencia de necesidades: ?lo que el individuo puede ser, debe serlo?.
Por supuesto que una tabla escalonada de necesidades no es más que un modelo racional el cual, seguramente, presentará excepciones y variantes. Pero lo importante es que las necesidades fisiológicas si no son satisfechas pueden movilizar en el individuo las acciones más fuertes y hasta desmedidas de que somos capaces. Por hambre y desvalimiento ante las fuerzas de la naturaleza y de grupos sociales en necesidad, el hombre ataca o se defiende con furia incontrolada.
También la inseguridad es causa de serios trastornos personales y sociales. Así como la excesiva sensación de seguridad personal y social, nos hace más dóciles y predecibles en nuestras acciones e inhibe la creatividad y la iniciativa individual y grupal; la inseguridad extrema nos llena de temores y expectativas negativas que limitan nuestras acciones e inhiben la creatividad y la iniciativa. El mismo resultado en los extremos del espectro de la seguridad con diferente tonalidad emocional: pasividad y apatía versus rabia y malestar anímico.
Las necesidades pueden ser un estímulo a la creatividad y producción de formas eficaces de mitigarlas. Cierto grado de necesidad puede generar un desarrollo personal y social adecuado, con un perfil de afrontamiento exitoso.
Podemos crear necesidades nuevas tan fuertes que otras necesidades pasan a un segundo plano. Los mejores ejemplos los tenemos con las técnicas de mercadeo que crean en el público necesidades de tanta exigencia personal, que la gente se endeuda, roba, asesina o sufre mucho, si no las satisfacen. La política puede ser igualmente ingeniosa en crear necesidades artificiales que opaquen otras, más naturales: la guerra, por ejemplo.
Las necesidades pueden sentirse colectivamente y por tanto pueden ser mitigadas de igual forma. La reacción colectiva suele ser descontrolada, desmedida y brutal. Mientras más básica la necesidad, más irrepresible la reacción colectiva.
La satisfacción, aun parcial, de un nivel de necesidades, permite enfocar el siguiente nivel como preeminente para el individuo.
El bloqueo de la satisfacción de las necesidades, puede llevar a un alto nivel de tensión por discordancia entre las partes, por ejemplo: entre el gobierno y la comunidad; que puede generar frustración y esta a su vez expresarse en conductas irracionales destructivas de hostilidad y violencia física. La frustración también puede manifestarse con actitudes ineficaces, inmaduras y sin propósito, como el culpar a terceros, reaccionar de forma irritada, grosera, infantil y altisonante, mantener conductas inadecuadas siempre iguales sin poder asumir nuevos patrones de conducta más eficaces y adaptados, o la ya mencionada apatía.
La inseguridad que padecemos los venezolanos no es casualidad coincidente con un gobierno ineficiente, que cuenta además con recursos casi inagotables y discrecionalidad absoluta en el uso de los bienes, servicios, riquezas y fondos nacionales. Está claro, al menos para mi, que el alivio de las necesidades de alimento, techo y salario de los venezolanos, se ha tardado y sigue en rezago como política de estado para limitar la aparición de las necesidades de seguridad. Absurdo político que ha resultado en un incremento monstruoso de la inseguridad ciudadana, que se ha escapado de la posibilidad de control por parte del estado. Cabe la sospecha de que se trate de un plan orquestado de permitir la inseguridad para que, acto seguido, el pueblo exija seguridad ciudadana, al precio que sea?