Realidad y fantasía
(Artículo publicado en el diario El Nacional el viernes 30 de Septiembre de 2005 en la página A/11)
Hoy, 30 de septiembre, es un día especial. Tal característica surge de la variedad de sucesos que son contabilizados en esta fecha, a lo largo de los años de historia conocida y de calendario computable.
Lo que tienen en común las efemérides de hoy, es que casi todas desdibujan la realidad del acontecimiento en un final fantástico o viceversa.
En pocos momentos del año se ligan tanto como en este, la imaginación y la facticidad, la imposible fantasía y la irrealizable necesidad, o la contundente realidad y la efímera quimera.
Hoy, por ejemplo, algunas secretarias o secretarios se sentirán por un rato jefes o jefas, consortes, amadas o amantes. Algunos jefes se creerán magnánimos y serán obsequiosos, generosos y pacientes.
También se conmemoran hitos, como la aparición en 1452 del primer libro impreso por Guttemberg; el jonrón numero 60 de Babe Ruth en la temporada de 1927 y el uso en 1846, por primera vez, de un anestésico (éter), esa vez, para sacar una muela.
En esta fecha sucedieron dramas tales como la muerte en 1955 del actor de cine James Dean, el "rebelde sin causa" ; el terremoto de 1993 en India; las masacres nazis de Babi Yarravine (1941) y Zelov Lodz (1942), y en 1946 el Tribunal de Nüremberg encontró culpables a 22 jerarcas nazis.
En este día, en 1659, se hundió el barco en el que viajaba Robinson Crusoe y en 1887 comenzó Sherlock Holmes a investigar "Las cinco semillas de naranja".
No sé que va a suceder hoy que podría ser recordable el día de mañana, pero en todo caso, lo que ha venido sucediendo en los últimos días llena los extremos tanto de lo fantástico como de lo tangible, de lo real y objetivo. Septiembre es un mes de sorpresas y hoy, ¡por fin! termina.
La fantasía puede llegar a ser una realidad virtual, como han sido los casos de Robinson y de Sherlock Holmes.
Es decir, a pesar de que existen, no son. Ni han sido. Quizá el lector me entienda mejor si le pongo el ejemplo de la propiedad privada, que existe, pero no es, ni ha sido.
Para aclarar el asunto, basta el ejemplo de La Marqueseña, que, luego de la farragosa explicación que dio en Aló, Presidente el presidente del INTI, quedó clarito, para él y para el primer y único mandatario de este país, que no era propiedad privada, y sí era terreno baldío de la nación.
Ahora la cosa es más sencilla que antes, lo único que hay que hacer es meter presos a todos lo propietarios de esas tierras, comenzando con quienes no las inscribieron en el catastro, hace casi dos siglos y, además, las vendieron en secuencia a personas que sucesivamente se iban convirtiendo en embaucadores.
Finalmente, llegaron a manos de los Azpúrua, que, como no se las han vendido a nadie ?eso creo? y fueron embaucados cuando las compraron, no irán a la cárcel. Tampoco se quedarán tan mal, pues les perdonaron la vida, no les invadieron las tierras, y les van a permitir usufructuar 1.500 hectáreas, más o menos.
En todo este asunto hay algo intrínsecamente malo. Resulta obvio que las leyes ni dicen ni avalan lo que están haciendo los del Gobierno, pero tampoco brindan las seguridades suficientes al propietario para que su paz interior le permita concienzudamente negociar, como lo desea el Presidente.
A menos que se piense que un pelotón de militares, la amenaza de invasiones populares y de apropiación forzada, la restricción de entrada y salida del personal, las diatribas en contra de los propietarios y empresarios, no son presión injusta, inadecuada y manipuladora.
Para colmo, quienes no estamos de acuerdo con la forma como el Gobierno ha manejado el asunto de la propiedad privada, esperábamos, injustamente, que se inmolase Azpúrua en aras de la defensa de sus intereses y de los nuestros. Gracias a Dios, Carlos Azpúrua es un hombre inteligente y ponderado que ha sabido defender su derecho sin caer en el terreno de la confrontación física ni en la descalificación.
La racionalidad contra la justificación de lo injustificable. Negociar es lo prudente, aunque negociar rodeado de fusiles y amenazas sea poco menos que imposible y de antemano imaginemos el resultado.
Se negociarán posiciones y posesiones y recordaremos que no se trata de cuestiones principistas avaladas por las leyes, se trata de apreciaciones viscerales, empujadas por el revanchismo. Hay, por tanto, que mantener la cabeza fría, las ideas claras, el ánimo en alto y la autoestima férreamente consolidada.
De nuestra parte, aunque sepamos que se trata de una fantasía, pensaremos que se puede hacer tan real como la historia sin fin.