Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

sábado, 25 de junio de 2005

Sin casco

Predicar con el ejemplo es una necesidad para todo aquel que desee influir en sus semejantes. La incongruencia en la práctica del ejemplo corrompe al modelo, perturba al pupilo y desvirtúa el principio de todos conocidos de que aprendemos, perfeccionamos o adaptamos, por imitación, los esquemas de conducta básicos de nuestro desempeño vital.

Para ilustrar lo dicho antes, recordemos ese hecho frecuente del padre o madre que dice a su hijo, mientras aspira una bocanada de un cigarrillo: ?no fumes hijo, fumar es malo, te lo digo yo que he fumado mucho y no he podido dejarlo??

Por eso pocas situaciones son tan desilusionantes como aquellas en las que por virtud del azar o causas más dramáticas, se nos hace evidente otra faceta de aquel personaje que consideramos o fuimos inducidos a considerar un modelo. Así encontramos que la incongruencia en las conductas de los modelos es fuente de conflictos casi imposibles de resolver por el niño o quien esté en función de aprendizaje. Si mi padre, o mi madre, o quien sea el modelo, lo hace, ¿cómo es que no lo debo hacer yo? No entiendo. Y no entenderá nunca. Ese tipo de mensajes contradictorios e incongruentes al no ser comprensibles generan pensamientos y conductas bizarras, que van desde la simple angustia a la psicosis -locura- pasando por la perplejidad, el miedo, la agresión, la rabia, etc.

Imagínense ustedes la desagradable situación anímica de los costarricenses cuando el expresidente elegido a la Secretaría General de la OEA., fue acusado de corrupción, o las emociones de los seguidores de Pinochet, ahora que le han descubierto sus cuentas en dólares, ocultas por tanto tiempo a los ojos del público y de la justicia. O las cosas que se dijeron y se dicen del paradigma de la honestidad y la justicia revolucionaria vilmente asesinado el año pasado, el fiscal Anderson. O la tristeza de Lula cuando a su ministro predilecto se le vuela la cobertura de anticorrupción revolucionaria y aparece como modelo de corrupción más que tradicional.

¡Qué terrible desilusión!

¡Qué difícil es volver a confiar!

¡Qué esfuerzo más grande tendremos que hacer para asumir como buenos, honestos, cabales y responsables de su imagen y actos, a quienes quedan en la palestra pública.

Lamento mucho el accidente del Sr. Otaiza. Espero que se recupere bien. Siento pesar por la muerte de su acompañante, a quien tampoco conozco, pero cuya muerte inútil e insensata deploro. Ambos iban sin casco en una motocicleta del estado (DISIP). En condiciones de verdadero respeto y ética administrativa gubernamental, un empleado del estado viajando en un vehículo del estado, debe al menos guardar las formas y cumplir las leyes. En Venezuela, hasta donde yo se, no se puede conducir motocicleta sin casco y tampoco puede llevarse acompañante sin el mencionado artículo protector. Aunque desconozco los detalles del accidente, me atrevo a decir que si hubiesen portado el casco protector colocado en sus cabezas, al menos no habría fallecido la joven acompañante del centauro llanero, paladín de la justicia agropecuaria catastral del país, gran decididor e impulsor de la legalidad y la utilización adecuada, justa y correcta, de las tierras de Venezuela.

No se puede pedir a los demás que cumplan las leyes si no las cumplimos nosotros.

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Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio