Abril, temible y misterioso
Publicado en el diario EL Nacional el 15 de abril de 2005 en la página A-9
En lo que va del mes, apenas quince días, han sucedido eventos tan dolorosos como los fallecimientos del Papa, Rainiero y Bellows, tan felices como el matrimonio de mi hijo y el de Charles y tan raros como que llovió el domingo en el Tuy y el martes en Caracas. Esta semana hemos conmemorado los eventos y el duelo colectivo de los sucesos del 11-A en Caracas. Hoy 15, recordamos la muerte de Abraham Lincoln, las 1.517 víctimas del hundimiento del Titanic, la muerte de Jean Paul Sartre, la de Pol Pot el infame jefe del Khemer Rouge en Cambodia, en deuda con la humanidad por más de millón y medio de víctimas y la desaparición física de Greta Garbo, cuya presencia virtual es permanente; celebramos los cumpleaños de Leonardo da Vinci, Claudia Cardinale, las hamburguesas McDonald y conmemoramos los 60 años de la liberación del campo de concentración de Bergen Belsen, en el cual, para mayor infamia, falleció Anne Frank.
La lista es grande, quisiera nombrar y comentar cada personaje y cada suceso, pero no estoy de vena para eso. Mi mente me lleva de manera inexorable, aún en contra de mi voluntad, a pensar en los sucesos de abril de 2002. Conozco casi al segundo los acontecimientos del 9 al 14 de abril. Tengo la tabla del tiempo en mi cabeza, puedo narrar cada situación, puedo recordar cada video de la tevé y cada fotografía en los diarios. Leo casi todo lo que se publica, por muy tonto que parezca el artículo o la entrevista, lo leo y lo releo y si ya tiene un año o dos, lo vuelvo a leer.
Abril se me convirtió en un mes temible y misterioso. Especialmente misterioso. Los sucesos del 2002, presentes en mi memoria, desafían mi intelecto, opacan mi intuición y me hacen sentir miope y hasta medio sordo.
¿Quién disparo contra los manifestantes el 11-A, si no fueron los que vimos, quienes fueron?
¿Si la policía no nos estaba cuidando, qué hacían?
¿Habían cuatro bandos enfrentados: los manifestantes, los francotiradores, los policías y los pistoleros de Puente Llaguno; o eran menos, o eran más, p.ej. la Guardia Nacional y los periodistas?
¿Por qué el Presidente en su alocución en la tarde del 11-A, supuestamente en vivo y en directo, hizo énfasis en la hora, para probar qué, que transmitían en directo y no era pre-grabado?
¿Por qué el General Lucas Rincón dijo lo que dijo, como lo dijo, cuando lo dijo, donde lo dijo y a quien lo dijo?
¿Por qué Carmona se desproporcionó, realmente tuvo asesores, sus asesores sabían lo que hacían? ¿Por qué todo se enredó tanto?
¿Por qué la Guardia Nacional o el ejército no fueron a proteger y mantener el orden en las zonas donde hubo desorden y saqueos?
¿Por qué Lucas Rincón nunca fue inculpado o denunciado por los Fiscales Públicos acusadores?
Mi lista de incógnitas misteriosas e inexplicables es muy larga y cada año se le añaden más preguntas. Cada vez hay menos respuestas y las explicaciones más pueriles y fantásticas son mostradas como apoyos lógicos, legales y de alto contenido moralista.
El domingo pasado leí con fruición la entrevista que le hicieran en el diario El Nacional al Dr. Isaías Rodríguez, Fiscal General. Esperaba encontrar en sus palabras razones para alcanzar la paz y la serenidad. En mi acalorada mente esperaba descubrir por qué el trisoleado General de la República Bolivariana de Venezuela, Lucas Rincón, dijo por radio y televisión, en presencia del más alto mando militar de la República, el 12 de abril en la madrugada: ?Los miembros del Alto Mando Militar de la Fuerza Armada Nacional de la República Bolivariana de Venezuela deploran los lamentables acontecimientos ocurridos ayer. Ante tales hechos se le solicitó al señor Presidente la renuncia de su cargo, la cual aceptó.?
El abogado, poeta, político desde los 14 años de edad, exvicepresidente y actual Fiscal General, dijo en la mencionada entrevista, que el General Lucas Rincón había dicho eso para ganar tiempo, dejando entrever que le habían amenazado y se había salvado de que le dispararan a quemarropa por que un escolta ?lo observa y lo saca.? En otras palabras, el escolta le salvo al General el pellejo que éste se jugó después en la TV diciendo una mentirita.
Total, seguimos sin saber.
Pero si nos basamos en lo que ha dicho el propio general, como lo hizo en unas declaraciones dadas a la prensa nacional el 28 de febrero de 2003: ?Yo no me he caracterizado por ser un embustero. Cuando he dicho las cosas, las he dicho con toda realidad, con mi conciencia limpia y tranquila.? Es obvio que tenemos que creerle y creerle significa que Chávez aceptó renunciar.
Continúan los misterios de las cosas temibles que pasaron en abril.