Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

martes, 22 de febrero de 2005

Guarandol

«No me lo mate, no;
señor cazador,
que este es mi Guarandol
que picó la flor».

El Sr. George W. Bush es el ángel de la guarda de muchas personas: cuida muy bien a su esposa y a sus hijas, se ocupa del bienestar de sus padres y hermanos, y tuvo cierto grado de intensa actividad en la protección y estabilidad de sus amigos sauditas los «bin Laden», según informa el inquisidor mediático Michael Moore en la película Farenheit 9/11.

Últimamente el Sr. Bush ha bajado en las encuestas, a pesar de haber contratado colaboradores de tanto cartel como la Dra. Condolezza Rice para la Secretaría de Estado y el Sr. John Negroponte, para la Dirección Nacional de Inteligencia. No hay dudas sobre las calificaciones académicas y la dilatada experiencia de ambos personajes.

Los esfuerzos que hará la Dra. Rice por desenredar el kilo de estopa que es la política exterior norteamericana, junto con los denodados y heroicos contorsionismos diplomáticos que está acostumbrado a hacer el Sr. Negroponte y que tendrá que aplicar para lidiar con las catorce o quince agencias de servicios de espionaje americanas, de las cuales la más representativa es ese emporio de inteligencia y transparencia que llaman CIA. Sus actitudes traerán como consecuencia un mundo más enfadado, agresivo, violento y menos solidario que el actual. Ellos no van a poder impedir lo que ya está pasando: las naciones se están dividiendo según sus intereses políticos y económicos y no según sus afinidades étnicas, culturales, geográficas o religiosas, como antes. China e India están prestos y dispuestos a detentar el sitial de poder que creen les corresponde. Los grandes poderes serán muchos y los pequeños poderes, como siempre, demasiado pocos, con la inminente novedad de que pequeño pero con poder atómico o energético, significa fuerza demostrable, músculo presionador, pedrada al gigante, machetazo al tendón de Aquiles. Paralelamente al panorama político-financiero definidor de alianzas internacionales, está el aspecto de guerra global planteado por el terrorismo, el narcotráfico y las mafias financieras.

Por si fuera poco, a ese panorama tan complejo y predecible, se le acaba de añadir que el Sr. Hugo Rafael Chávez Frías, nieto de Maisanta, admirador de Zamora y de Diosdado Cabello, émulo de Fidel y abuelo de Rosinés, ha pedido la protección de la CIA y del Sr. Bush.

En su programa «Aló Presidente» del domingo pasado acusó formalmente a la CIA y al Sr. Bush de que si a él lo mataban, ellos serían los responsables directos. Eso, según entiendo, quiere decir: «Bush, por favor, cuídame, que me siento inseguro y creo que me quieren matar», o también: «Fidel dijo que me quieren matar».

No podemos saber si el Sr. Chávez está o no, en lo cierto, pero no lo dudaría. Si mataron al paradigma de la lucha por la legalidad y la justicia, el finado Danilo Anderson, si Fidel lo dijo y lo publicó Gramma, sólo falta para que sea verdad, que suceda. Así pues, se justifica plenamente pedir la ayuda y protección de Bush y su combo.

Menudo problema internacional el que tienen los grandes padres blancos del norte, ahora tendrán que ver como hacen para cuidar al Sr. Chávez. No le puede pasar esto, ni esto, ni cuantimás esto, un dolor de barriga, una indigestión o un flato atracado en el pecho, pueden ser índice de un final trágico y fatal. Hay que cuidarlo, para que no les culpen.

¿Con qué cara se presentarían los americanos ante la opinión pública internacional si se llega a morir Chávez?

¿Con qué autoridad moral se alimentaría la futura política internacional de la Dra. Rice?

¿Con cuanta vergüenza se sentiría el Sr. Negroponte si la CIA, tan eficiente y bien entrenada, tan ponderada y tan ubicua, no pudo proteger al más chavista de los presidentes latinoamericanos?

El Sr. Bush es el nuevo ángel de la guarda de Chávez y lo hace en la dulce compañía de Condolezza y Negroponte, ambos morenos, uno de piel y el otro de apellido. Estamos tranquilos. El Sr. Presidente está seguro. Además, ¿quien duda que la CIA no sea más eficiente que los morenos del G-2 cubano?

Ser cuidado por la CIA es la máxima aspiración de cualquier gobernante amenazado e inseguro. Estar cuidado y vigilado por tanto negro atento, es como vivir en la época de la colonización.

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