Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

jueves, 14 de octubre de 2004

Colón

La ventaja y la desventaja, a la vez, de una revolución como la liderada por el comandante Chávez y sus comandados todos, es que hagan lo que hagan, sea bueno o malo, útil o inútil, ellos lo verán como puro, bueno, limpio y trascendental para el desarrollo de la humanidad; los de la oposición, lo verán como malo, oscuro, artero, incómodo, sucio y obstruccionista para el desarrollo de la misma humanidad.

Si fue o no fue Colón el descubridor de América es tan poco importante como si es o no justificado que América se llame así por Vespucci, Venezuela por Venecia o Colombia, Bolivia y República Dominicana por sus homónimos. Lo cierto es que Cristóbal puso en los mapas, en la política y en el comercio, las indias occidentales. Tan sólo por su constancia y empecinamiento en venir hasta aquí, debería contar con un monumento y ser ejemplo de sana tozudez y rotunda intuición práctica.

Es probable que los nombres aplicados a la conmemoración del avisoramiento americano no hayan sido los más indicados. Quizá debimos haber llamado a este día, algo así como ?Día del encuentro latino americano?, ó ?Día del Atlántico?. Pero, en el momento en que se escogió el nombre para conmemorar el acercamiento y futuro amalgamamiento cultural atlántico, denominar descubrimiento a lo sucedido estaba más que acoplado al suceso. Por ambos lados; los de aquí develaron la incógnita de los mares y de las gentes; los de allá, develaron la incógnita de los mares y de las gentes. Descubrimiento mutuo es la palabra adecuada. Pero también fue descubrimiento cuando Galileo se cercioró de que la tierra gira alrededor del sol. El lo sabía y tuvo que probarlo. Colón sabía, seguramente había oído en sus andanzas marineras de las islas allende los mares, donde los rubios y fuertes gigantes del norte hacían incursiones. El supo que el mundo no terminaba en finisterre. Debía ser una persona de mente muy abierta y disciplinada para aceptar lo que la cultura y la razón de la época se negaban a aceptar. Debía ser muy valiente para luchar por su esperanza aún a costa de perder la vida por hereje ante la inquisición, y debió ser un cautivador y hábil seductor, para conquistar a la Reina Isabel, La Católica, y convencerla, a pesar de su marido, de invertir sus joyas, que era lo último que le quedaba en riquezas, en ese viaje fantástico que desafiaba la razón y los intereses de muchos.

Pues bien, ahora resulta que Colón sigue pagando el éxito. Ni siquiera con el tiempo le va mejor. Entonces le fue mal y murió arruinado y en desgracia. No descansó en paz. 512 años después de mirarnos por primera vez, lo tumbaron de su columna y lo colgaron boca abajo. ¿Qué significado tiene ese gesto, aparentemente apoyado por las huestes populares del chavismo clásico? ¿Cómo van a interpretar esa acción los estudiosos de la política y los militantes ideológicos del chavismo posmo? ¿Qué sentido trascendente y sublime se dará como explicación a los niños venezolanos de las acciones micropopulistas observadas y cohonestadas por las fuerzas del orden público?

Que la historia puede ser contada de maneras diferentes, no hay duda, pero así, asao o sancochao, la historia siempre será la misma y cuando nos atrevemos a juzgar a sus personajes y sus hechos y linchamos sumariamente al símbolo, nos devolvemos por el camino que ya habíamos andado, para tener que volver a empezar. Así no construimos caminos, ni cultura, ni país. Así educamos, formamos y estimulamos a nuestros niños a no ser mejores, a ser víctimas, a ser irresponsables, a creer que las culpas y las responsabilidades de nuestras desgracias, fracasos y desilusiones, la tienen los demás. Colón, culpable. Bush, culpable. Castro, culpable. Chávez, culpable. Creer y hacer creer en la suerte, y en las bondades, dádivas, larguezas y apoyo de los demás, es una manera de mantenernos atados al carro de la voluntad del líder y sus acólitos. Volver nuestra rabia contra Colón, Colombia, Cuba o Bush, es igual de inútil. Los procesos políticos revisionistas que emplean la fuerza para acabar con la cultura, las ideas y la libertad, terminan aplastados por la energía inagotable del conocimiento, la cultura y la libertad que nunca mueren, que siempre están ahí, aunque sea en el pensamiento. La fracasada Revolución Cultural maoísta de los Guardias Rojos ordenaba eliminar «las cuatro cosas antiguas: el pensamiento antiguo, la cultura antigua, las antiguas costumbres y los antiguos hábitos.» De 1966 a hoy, ha transcurrido apenas una generación. Entre 1966 y la quema de libros de la Alemania nazi, hubo apenas una generación. ¿Y los libros que quemaron, desaparecieron del conocimiento, y las canciones que prohibieron, no fueron cantadas nunca más, la óperas chinas, ya no existen, ni la música, ni los poemas?

El lugar de los absurdos, puede ser cualquiera, Por ahora es nuestra Venezuela. Linchan la estatua de Colón por los pies, Condenan a personas que no han cometido delito. Los servidores públicos consideran que es el público quien está a su servicio. La impresión subjetiva u objetiva y la opinión de un rector electoral es privativa sobre los derechos del elector. Las amenazas de los poderosos servidores públicos arrinconan a los ciudadanos. Las leyes en lugar de reflejar la necesidad de ordenar, normar y equilibrar los poderes, las necesidades y las circunstancias, se aprueban para subyugar, dominar, doblegar y silenciar al ciudadano, tergiversar y disimular los intereses de los gobernantes y aislar el despotismo de la crítica y del cuestionamiento. En lugar de enseñar a pescar, ahora regalamos más pescados, a más personas y cada vez más gente descubre que tiene el derecho de pedir y de que le den. Y cada vez, más personas dependen de la largueza del brazo presidencial.

El ánimo del ciudadano se encuentra maltrecho y convaleciente. Su espíritu no. Su carácter se refuerza y se endurece en la espera interminable y en los continuados fracasos impuestos. Su capacidad de recuperación está intacta. Su energía, en reserva. Su furia, controlada, Su rabia, ardiente. Su paciencia, infinita. Su solidaridad, presente. Su deseo de superación, creciente. Ni ahorcando a Colón por las patas, se apagará la llama de la cultura y la esperanza. Colón se encontró en 1492 con un Nuevo Mundo, ayer, con un miserable, egoísta e injusto espíritu de retaliación.

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Médico psiquiatra en ejercicio