Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

jueves, 29 de julio de 2004

¿Coincidencia, casualidad?

El 15 de agosto es el día en que los católicos conmemoramos la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma a los cielos. Misterio clarísimo. Baluarte de la fe Católica. Símbolo del amor y admiración a la madre de Dios. Para llegar a tal conmemoración y a aceptarse ese concepto de la Asunción, los católicos tuvimos que pasar por un largo y complicado período de discusiones conciliares y debates públicos que duró siglos y, finalmente, por la recolección de firmas de los creyentes, que culminó, luego de casi 100 años, en 1950.

Por cierto, esa historia de las firmas la pueden leer en el artículo que escribí, en esta misma serie,  el 12 de diciembre de 2003, publicado en la red en la página web: http://mivenezuela.blogspot.com. Nadie sabía el 12 de diciembre de 2003, que el 15 de agosto iba a ser designado como la fecha del referéndum revocatorio.

La recogida de las firmas para el revocatorio fue un acto importantísimo de esperanza, constancia, buen humor y valentía. Por cada firma recogida hubo, al menos, un venezolano que quiso hacerlo y no pudo y otro que admiró y sintió de manera solidaria el esfuerzo, determinación y constancia del firmante. De esa cuenta, somera, salen más posibles votos por el Si revocador, que los necesarios. Y así será.

Las casualidades se dan, las coincidencias suceden, las situaciones accidentales pasan y la suerte a veces toca. Pero usualmente, las piezas del juego encajan sólo cuando ha habido la voluntad, la constancia, el esfuerzo y la determinación de conseguir la meta anhelada. Lo que podríamos llamar la ambición de llegar. El famoso 99% de transpiración y 1% de inspiración. Las personas creyentes suelen ser determinadas y constantes. Mantener la fe implica  a veces un esfuerzo grande que exige valentía y capacidad para afrontar la adversidad y hasta el maltrato, o la muerte. Cuando las ideas son creencias, estas adquieren el valor único de ser motor, fuente, meta y apoyo, simultáneamente. En esas andamos todos hoy. Así estuvimos cuando con empeño pedíamos a la Iglesia Católica Apostólica y Romana que declarase la Asunción de la Virgen María. Ocho millones de firmas y 92 años después, se confirmó el 15 de agosto como el aniversario de la Asunción. Para asuntos más pedestres como el Referéndum Revocatorio Presidencial en Venezuela, hizo falta casi dos años, firmar varias veces, yo al menos lo hice cuatro veces, probar que uno es uno y no otro, firmar en un papel especial más seguro que un cheque de mi propia cuenta bancaria, hacerlo delante de testigos, y luego ratificar que si era yo quien había firmado dos meses antes. Pero, aquí estamos y el 15 de agosto se efectuará el conteo definitivo del esfuerzo realizado, que no será en vano. La fe da para todo, hasta para mover montañas. Imagínense ustedes si no va a dar para cambiar el tono, el sentido, la dirección y la melodía de esta Nación de creyentes, de gentes de fe y costumbres solidarias y sensibles. Por eso, además de las razones objetivas, racionales y hasta numéricas, para apoyar la revocación del mando presidencial, tenemos razones que se fundamentan en nuestras creencias comunes y colectivas. Esas, son más fuertes y determinantes. ¿No lo creen ustedes así?

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Médico psiquiatra en ejercicio