Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 8 de agosto de 2003

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Actualidad al 08.08.2003. – El propósito

Propósito, es la palabra que mejor define lo que hemos venido haciendo los venezolanos en estos últimos 8 meses. Es una palabra que no describe lo que hemos tenido que vivir, sino la actitud que voluntaria y decididamente adoptamos en diciembre de 2002 y refrendamos con el firmazo en febrero de 2003.

El referéndum revocatorio ha sido y es nuestro propósito y se manifiesta en su intensidad y expectativa en todos sus sinónimos: deseo, voluntad, determinación, intención, proyecto, objetivo, finalidad, aspiración, empeño, interés, ánimo, idea, plan, que sirven todos a cabalidad como definiciones de nuestra actitud colectiva.

Hemos insistido constantemente en que nuestra actitud es la que conduce a cumplir la expectativa prevista del revocatorio. Esa actitud no ha decaído un instante. Ha sido inexorable. Su finalidad ha permanecido inalterada en el tiempo. Por momentos pudo haber bajado el entusiasmo aparente de las gentes, pero la actitud, el propósito, estuvo siempre allí. Está allí. Por momentos pareció que caíamos en las trampas propagandísticas del oficialismo, sobretodo cuando nos hacemos eco de las frases que, con aparente contenido político, son una monstruosa descalificación y potencial desviación de nuestro propósito. Así, oímos decir que en la oposición no estamos unidos, que no somos, ni siquiera, capaces de tener una sola voz, que no tenemos todavía el candidato único para oponerlo a Chávez y que nos falta una unidad de pensamiento y una ideología única desarrollada por nosotros.

Pido a Dios nos de la gracia de siempre tener mil voces y nunca más una sola, de siempre tener muchos, muchísimos partidos políticos y organizaciones con influencia e intereses políticos variados, de siempre tener varias y diferentes ideologías y nunca más se intente, en nuestra tierra ni en las tierras de otros, la imposición de una ideología política y la restricción de las demás ideas y libertades. Nada más oprobioso y contra la naturaleza del hombre que las ideologías y las imposiciones únicas. Nada más enaltecedor y generador de desarrollo y felicidad para un pueblo que la libertad para todos por igual. Y ningún pueblo se sentirá más seguro y dispuesto que aquel que sabe que si sus servidores políticos, militares, sociales, económicos y culturales, no sirven, no continuarán en sus cargos y serán sustituidos.

Afortunadamente no nos pusimos de acuerdo en nada concreto de corte político y todos conservamos nuestra individualidad, así no se perdió tiempo y esfuerzo en discusiones estériles y se mantuvo incólume el propósito. Nos toca ahora hacer efectivo el revocatorio.

Pero también nos toca la reconstrucción de la nación, con todos en marcha, incluidos los actuales gobernantes. Un pueblo que está dando la demostración de civismo, pacifismo, determinación, voluntad y valor, como la que estamos dando, es un pueblo que tiene que acogernos a todos y brindarnos las oportunidades por igual, sin distinción alguna. Ello implica el respeto a las ideas y a la acción política individual y colectiva de todos, por tanto, el «puente de oro» para la salida del gobierno actual, es la garantía de sus vidas, bienes, derechos políticos y su presencia en las elecciones futuras. La retaliación, la venganza, el pase de factura, nos dividiría aun más. Mirar adelante y contar con todos, nos hará más fuertes y prósperos.

Ciertamente que el actual oficialismo va a ser terrible en la oposición. No esperaría menos. Por esa y otras razones de más peso, el próximo gobernante, sea quien sea, tendrá que ser un muy buen gobernante o retornará el propósito.

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