Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

jueves, 26 de junio de 2003

Actualidad al 25.06.2003. – Paranoia

En Venezuela, el clima de tensión política, económica y social que actualmente padecemos, está paulatina y seguramente haciendo estragos en la sociedad, en algunas instituciones y en las personas.

En vez de aliviar y desmontar la paranoia gubernamental, el gobierno se empeña en estimularla y exportarla como una verdad incontrovertible. A los rumores de golpe y autogolpe se le suman los de invasiones de guerrilleros cubanos y colombianos, también las de olas de catequizadores políticos cubanos disfrazados de alfabetizadores y de médicos. Se le agregan los comentarios de reservistas sustituidos por cubanos, de guardias nacionales que son nada menos que cubanos trajeados con uniformes militares nuevos, que los de aquí no reciben desde hace cinco años. Los rumores de intento de magnicidio, ya dan risa, pero pronto serán más que los que dice Fidel le han hecho a él. Los chalecos antibalas deforman los esbeltos cuerpos de los revolucionarios. Los «Ton Ton Macoutes» que protegen en anillos concéntricos de morenos parecidos vestidos de traje azul marino, camisa azul clara y corbata oscura, unos al trote y otros en equilibrio, en apariencia montando un show de protección vital, con sus propios cuerpos, delante de miles de militares venezolanos y miles de venezolanos no militares, curiosos alborotados por la presencia de su Presidente ilusionista, que ayer decía lo que tendríamos hoy y hoy les hace creer que lo hay y que lo ven con sus ojos, cuando los ojos del hambre, del desempleo y de la desilusión dicen lo contrario. Pues bien, los guardias de corps tontón amacutados, defendían ayer con sus cuerpos y sus miradas aguileñas, a un presidente supuestamente amenazado, pero ¿amenazado por quién? ¿Por sus militares amadísimos, por su pueblo privadísimo? ¿Por su acérrimo enemigo político Nº 1 local, el Gobernador Salas Feo? Que no estaba en el Campo de Carabobo, pues no lo dejaron entrar, en franca contravención al hecho de haber sido elegido por su pueblo en elecciones tan respetables como las que llevaron a Hugo Chávez a la presidencia. A la paranoia se le suma la falta de cortesía y de respeto por el pueblo. ¿O es que el pueblo de Carabobo no cuenta?

Para más comedia en el sainete, falló la transmisión televisiva del evento, y cundió el pánico: presos, inmediatamente, los trabajadores de la retransmisoras privadas, libres en dos horas ante la aplastante evidencia de la metida de pata técnica y política que eso representó. Pero no nos salvamos del regaño y de la amenaza presidencial: al destino, al error humano y al electrónico, a los elementos, las nubes, las tormentas y al polvo cósmico, los llamó saboteadores y para que aprendiésemos la lección, a todos, incluyendo las ondas hertzianas, los fotones, las partículas más elementales y todos los humanos habitantes del territorio nacional, partidarios o no de su causa, nos amenazó con otra cadena radiotelevisiva presidencial esa noche y otra más al día siguiente.

Llegados a este punto de la narración, quisiera hacer algunas acotaciones, que estimo imprescindibles en el momento actual. No se trata de dar un consejo al Presidente, ¡lejos de mi tal pretensión! Es más bien una cuestión de honor opositor, o de escualidismo esencial. Por ejemplo, pienso que el Presidente podría obligar a las estaciones privadas de radio y TV no afectas a su cause de río por conuco, a transmitir la cadena interminable, pero no obligaría a sus seguidores a ese martirio, además así aumentaría de forma impresionante la audiencia de VTV, al menos durante la cadena, y podrían pasar, durante el día, películas de esos personajes emblemáticos de la filosofía actual, como Harry Potter, Porky y el conejo de la suerte, y por la noche, para seguir complaciendo a Chaderton, películas de Daniel el travieso y algunas apologéticas del antirracismo como West Side Story y «lo que el viento se llevó».

Volviendo al tema de la paranoia y arrepentido por la digresión filosófica sobre la cultura arquetipal basada en los mitos neoclásicos ultramodernos de los comics y de la gerontocracia política, monolítica y disociada cubana, tengo que decir que es cierto que los delirios paranoicos se transmiten y se comparten. La «Folie a deux», doble locura, psicosis simbiótica, trastorno paranoide inducido, o trastorno de ideas delirantes inducidas existe y en numero mayor de participantes de lo que jamás pensaron los psiquiatras franceses. La inducción de este tipo de delirio, exige, según la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (CIE-10: F24): «que dos o más personas compartan el tema o sistema de ideas delirantes y se apoyen mutuamente en sus creencias, que ambas compartan una relación extraordinariamente estrecha del tipo antes descrito, y que haya evidencia temporal y circunstancial de que las ideas delirantes están inducidas en la persona pasiva (dominada) de la pareja por el contacto con la persona activa (dominante)»

Es evidente que el caso que nos ocupa es de inducción delirante masiva. Paranoia inducida en un grupo de seguidores políticos de un líder en relación simbiótica y parasitaria con otro líder cotorrero indetenible y paranoico. Para saber que pasará después aquí, basta leer el ayer y el ahora de allá. La paranoia será la defensa ante la agresión y ante la arremetida y el empuje de la oposición. De ahora en adelante no habrá cuartel. Gesto que hagamos de disgusto o de rechazo al régimen será acogido por ellos con un despliegue de actos desproporcionados y basados en delirios de persecución. El autoritarismo y el desprecio por las instituciones y las leyes son y serán el tema del día. Las policías de cualquier tipo y forma se constituirán en la base del gobierno oficialista y la represión y la inducción del miedo individual y colectivo serán la regla del juego oficialista.

Ante este panorama, ya definido y angustiosamente presente, sólo cabe, «arriesgar la sangre valiente» como decíamos en nuestro artículo anterior (8.6.2003: ¿Qué pasa?) Como es regla en el trato con personas delirantes y paranoicas, no debemos entrar en su juego, no demos aceptar lo inaceptable ni someternos a sus reglas delirantes y constriñentes, y menos aún, por miedo o excesiva prudencia, paralizarnos.

Nuestras metas tienen que hacerse cada vez más sólidas e indiscutibles. El referéndum revocatorio tiene que ir e irá. Cueste lo que cueste, a quien le cueste.

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