Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

miércoles, 19 de marzo de 2003

MivenezuelaActualidad al 19.3.2003. –(El legado de Gregorio XV)

Comenzamos hoy una serie de escritos sobre el engaño. Expresarlo de esa forma es como descubrir las cartas en un juego de barajas. Pero así es. Empezaremos con la propaganda.
La propaganda es comunicación en un solo sentido, dirigida a influenciar el pensamiento y la conducta de las personas, por tanto, es un método de persuasión que solicita o estimula una acción u opinión que se hace aparecer como sabia, razonable, moral y correcta, y que, de darse, genera un sentimiento placentero, tal como la sensación de ser importante o la de pertenecer.
La acción de la propaganda se logra ganándose la confianza de las personas, por tanto la fuente debe ser una autoridad creíble, confiable y sintonizada con las opiniones y sentir de la población. El mensaje utilizado, sean palabras o imágenes, debe ser simple, fácil de entender y de recordar, debe ser repetido muchas veces y debe estimular respuestas fuertes en las personas. Si con métodos «blandos» no se logran los objetivos, entonces son utilizados los métodos «duros», como la distorsión (exagerando, torciendo o desvirtuando la importancia o el significado de algunos hechos o situaciones), el ocultamiento (escondiendo hechos que puedan impedir la respuesta que buscan en las personas o tratar de desviar la atención de hechos embarazosos), la mentira y la censura. De la mentira y la censura – que alcanza su éxito cuando acalla al disidente – por ser aspectos de especial significado e interés, nos ocuparemos en otra ocasión.
El Papa Gregorio XV reinó dos años y se le recordará siempre por haber canonizado a San Ignacio de Loyola, San Francisco Xabier, San Felipe Neri y Santa Teresa de Ávila. También por haber introducido el voto secreto en el cónclave para la elección papal y por haber llevado a la historia y a la cultura de los humanos, la propaganda. En 1622, fundó la «Congregatio de Propaganda Fide» (Congregación para la Propagación de la Fe,) que establecía la supervisión a los misioneros y las enseñanzas a ser difundidas.
Propaganda, con el paso de los años, vino a significar el esfuerzo o acción que se realiza para difundir una creencia o idea. Esfuerzo que no siempre ha tenido características altruistas y espirituales. También se ha visto utilizada de forma comercial, política, artera, maléfica y demoníaca.
Lenin, quien comprendió tan bien como Stalin, Mussolini y Hitler, las inmensas posibilidades de la persuasión, distinguió claramente entre propaganda, como medio para llegar a las minorías cultas con el uso de argumentos históricos y científicos, y agitación, como procedimiento para exaltar a las masas a través del uso de medias verdades y repetición de frases hechas. A esta combinación de propaganda y agitación, se la llamó «agitprop», y como tal fueron y son una unidad táctica indispensable en los partidos comunistas. Stalin llevó la persuasión a un grado más fuerte al sustituir la agitación por terrorismo y así anuló, casi totalmente, a la oposición. Hitler, haciendo uso de las técnicas de educación y la utilización de la radio, prensa y cine, introdujo nuevas formas dc propagación del nacionalsocialismo, logrando modificaciones de la conducta de los ciudadanos y cambios en la opinión tanto de nacionales como extranjeros. Las noticias dejaron de serlo para convertirse en escenario propagandístico. La noticia oportuna y veraz fue aquella que las agencias oficiales dictaban, en uno y otro bando. Una pequeña verdad era torcida y estirada hasta lo indecible, con tal de apoyar un punto ideológico.
Lo que era un método de difusión comercial de productos y servicios en otros países, se convirtió en método de difusión ideológica en la Alemania de Hitler, en la Italia de Mussolini, en la China de Mao y en la URSS de Stalin, y lo que eran técnicas de formación cultural y científica en las cuales el educador enseña cómo pensar, cómo modificar opiniones y conceptos ante nueva evidencia, cómo tener opciones y alternativas y estimular el debate de ideas, se convirtieron en sesiones de difusión propagandísticas, en las cuales el educador dicta que pensar, ignora la evidencia en contrario, acumula exclusivamente la mayor cantidad de evidencia para apoyar su caso y desestimula la discusión al respecto, es decir, hará propaganda. De educación a propaganda, un antónimo impensable, aún hoy. Actualmente, en las sociedades democráticas diferenciamos muy bien entre educación y propaganda, mientras que en las sociedades no democráticas y de corte dictatorial, la propaganda es una forma de educación.
La propaganda, en esos términos, llegó a sus máximos niveles de utilización y ubicuidad, durante la guerra fría, inducida y manejada por las distintas agencias de información gubernamentales de los principales países del mundo, que impúdicamente y de manera encubierta o abierta, tanto de una u otra ideología, bombardeaban las poblaciones con sus «enseñanzas», escudados detrás del supuesto principio moral del mundo libre o de la ideología del pueblo.
Con el final de la guerra fría, la desmembración de la URSS, las purgas de las agencias de espionaje y contraespionaje de todo el mundo; con el nuevo estado de cosas que representa el culto por las libertades individuales, la democracia y la tendencia a exigir claridad, transparencia y responsabilidad local e internacional a los responsables, en todo nivel, las cosas han cambiado. Ahora es en los pequeños países, que sus minúsculos y rimbombantes gobernantes utilizan la propaganda para perpetuarse en el poder, reprimir, empobrecer, dominar, abusar, explotar y atrasar cultural y científicamente a sus pueblos, buscando no sabemos que prebenda, no sabemos cuanto poder, ni cuanta adulación de propios y extranjeros. A cambio dan a sus seguidores una fantasía temporal de importancia, de ilusiones compartidas, de logros pírricos y de sensación de poder compartido. Fantasía únicamente, pues la realidad es la temporalidad, la vacuidad, la desilusión y la frustración. Triste panorama de fantasías irrealizables.


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Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio