Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 7 de marzo de 2003

Actualidad venezolana al 7.3.2003 –Catecismo financiero

Es indiscutible que la actitud jaquetona y perdonavidas de algunos de los miembros del gobierno y sus huestes de apoyadores incondicionales e inconsultos, les ha llevado a creerse, cuando menos, poseedores de conocimientos filosóficos y religiosos que los demás mortales no solamente no tenemos, es que nunca hubiésemos imaginado su existencia.
Vemos así que se está creando en nuestra país una nueva matriz de opinión religiosa, basada en los principios del Chavismo. Por ahora se limita a un catecismo financiero, pero, sospecho que pronto será todo un sistema teológico y desde luego, los grandes profetas serán los iluminados Fidel Castro y Hugo Chávez, y los profetas menores serán ciertos acólitos de pensamiento estrecho, mononeuronal y disparatado, cuya labor de extensión y propagación de las ideas, se ejerce en todos los ámbitos del quehacer nacional.
Algunos personajes del régimen, como ese militar retirado –uno de los golpistas de opinión del 4 de febrero del 1992- que, supuestamente, administrará los dólares del país, los que entren y los que salgan, con ampulosa prosopopeya se atrevió a decir que a Chávez lo puso Dios en la Presidencia y también acotó que: «sólo Dios lo quitará de allí». Ese personaje tiene la teoría de que los venezolanos nos merecemos el control de cambios como «juicio espiritual». Supongo quiso decir que lo merecíamos como castigo, ya que seguidamente explicó: «Venezuela es una tierra bendita de riqueza y no hemos sabido administrar la riqueza que nos ha dado Dios»
En esa misma ocasión, dictó una filípica pseudo espiritual en la cual mezcló a Dios con los dólares, a los principios éticos y religiosos con los bolívares y con los líderes, y a los posibles malos pensamientos que podrían estar albergando algunos importadores, exportadores, agentes aduanales y tenedores de tarjetas de crédito, con el mercado negro.
Luego, para regocijo de arcángeles y arcángelas, ángeles y ángelas, querubines y querubinas y demás almas nobles que junto a Santos y Santas, Beatos y Beatas, Siervos y Siervas de Dios, y otros seres espirituales y de singular pureza, que habitan en el cielo y cuyo sexo fue dilucidado de forma permanente y definitiva por la famosa Asamblea Constituyente del 1999, nos comunicó, a todos los habitantes de ésta vil nación, que se necesitaba «una transformación de la actitud de la población, que piense más en el bien colectivo y no en el personal», y después nos hizo saber que «el cambio de actitud va por el bien del país, pues si uno actúa bien tiene contenta aunque sea una sola persona, que es aquel que está allá arriba».
Algunos, como tu y yo, entendemos que se refiere a Chávez, pero ¿y quién interprete que esa «sola persona» es nada menos que el propio Dios, qué? ¿Qué va a pasar con ese pobre venezolano que no tiene dólares que cambiar, o que no tiene bolívares para comprar dólares al precio oficial o, peor aún, que teniendo los bolívares no tiene como justificar la compra de los dólares, ya que no se contempla en el instructivo de CADIVI la compra de dólares para contentar a aquel que está allá arriba? ¡Qué desgracia, qué dolor, qué pérdida! Tanto esfuerzo en nuestras vidas tratando de ser bueno a mis ojos y a los de mi Dios, y ahora descubro que mejor que la confesión, las indulgencias plenarias, los perdones colectivos e individuales de nuestros pecados y otras minucias justicieras de las religiones, es cambiar bolívares y dólares al cambio oficial, en los sitios e instituciones designados.
Que pena con el nuncio apostólico, tan valiente, jugándose su prestigio cada vez que da un discurso frente a Chávez y pensar que ahora tiene que ver esta situación y luego contarle a Juan Pablo II que aquí la salvación ya tiene precio. ¡Qué pena!

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Médico psiquiatra en ejercicio