Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 14 de febrero de 2003

Actualidad venezolana al 14.2.2003

Hoy es el día de nosotros los enamorados. Enamorados de nuestros amores y de nuestro país. Sentir que amas es plenitud y riqueza. No siempre amar trae paz y serenidad. Sentirse amado es riqueza y plenitud. Sentirse amado es el inicio de la serenidad y la paz. En este momento no tenemos paz ni serenidad en la Venezuela que amamos, pero recibir el amor que nos brinda es el inicio…

Continuamos con las preguntas planteadas el día 8.2.2003. Hoy, la última de ellas:
¿Tenemos planes para el futuro?
¡Cónchale! ¿Qué si tenemos planes…? A los venezolanos lo que nos sobran son planes para el futuro. Siempre hemos tenido más planes que petróleo. Por eso es que se nos acaban los reales tan rápido, por los planes. Incluso nuestros gobernantes han sido los que más han tratado de poner sus planes en funcionamiento. Que nos pregunten por el «Gran Mariscal de Ayacucho«, por el IVIC, el IDEA, el INTEVEP, la Universidad Simón Bolívar, el ferrocarril (cuyos planes existen desde hace más de 70 años, según me consta por documentos de mi abuelo Rafael, gomecista de alto calibre), el puente sobre el Lago, el puente a Margarita, el «pleno empleo«, las cien mil casas por año, la explotación de la faja del Orinoco y la del gas, los fondos de pensiones, la seguridad social y otros sistemas previsionales, el desarrollo agrícola y pecuario, los incentivos a la exportación, el desarrollo de la pequeña y mediana industria, etc. Planes nos sobran. Varios de esos estupendos planes están ahí todavía, esperando, como las almas en el limbo, que alguien los traiga al mundo. Nuestro problema no son los planes. Nuestro problema ha sido, es y espero que deje de serlo, las personas para llevarlos a cabo. Algunos de estos planes funcionaron un tiempo y luego una entropía burocrática fatídica, los va emaciando hasta convertirlos en esqueletos que sólo sirven para alimentar una caterva de empleados improductivos, tremendamente necesitados de ese salario viciado por la inutilidad, que tratan desesperadamente de mantener una fachada de actividad y eficiencia que garantice, no la función del plan, sino el salario y el número creciente de asalariados.
Ahora bien, los planes a que se refiere la pregunta son aquellos que se iniciarán al comienzo del nuevo período presidencial o, si fuera el caso, al inicio de la 6ª república. Francamente, sin dejar de ser optimista, romántico, e iluso, que es como me gusta ser, estoy seguro, o casi seguro, que habrán muchos planes, como antes, rimbombantes y plenos de fantasía, algunos serán caricaturas menguadas de logros del primer mundo y otros verdaderamente importantes y necesarios pasarán por el sello de la imposibilidad, por no ser efectistas ni populistas. Pero, si Dios nos sigue mirando con sus ojos benevolentes y esperanzados, habrán planes impostergables que los venezolanos haremos funcionar con sanos y efectivos criterios. ¡Por fin!
Me preguntarán por qué digo las cosas así. Veamos, estoy seguro de que en Venezuela, los venezolanos estamos dando cambios importantísimos y radicales, pero no se harán efectivos de la noche a la mañana, ni de un año para otro. Se van a tomar al menos 3 ó 4 años. La razón es simple, los que venimos dando el cambio tenemos que superar, empujar y sobreponernos a las viejas estructuras políticas. Los partidos políticos y los líderes tradicionales, que ya no sirven, están ahí, no se quieren mover, luchan por sus cuotas de poder, publicidad y puesto en la historia, cuando no por bienes y fortuna. No dan paso a otros. Los partidos políticos, con sus estructuras rígidas, obsoletas y exclusivistas, están anquilosados, son de respuesta tan lenta y previsible, que es obvio que no contactan con las necesidades inmediatas y los ágiles cambios que exigen los tiempos actuales, tampoco han desarrollado la capacidad de imbricarse íntimamente con los grupos sociales que constituyen la base actual de la sociedad, los vecinos, por ejemplo. Su conexión con estos grupos es absorbente y monopolizadora, cuando debiera ser de colaboración e incentivadora. Sólo lo partidos políticos que comprendan su nueva función catalizadora e incentivante, dentro de las ideologías que constituyan su base teórica, podrán ser factores generadores de opinión y eventualmente gobierno.
No creo posible diseñar planes concretos distintos de los ya en vigencia, activos o no. No es el momento ni lo va a ser en los próximos meses. Por ahora las acciones a desplegar por el gobierno futuro deberán ser las de procurar incrementar el empleo, incentivar la construcción y la inversión extranjera, estabilizando y motorizando el sistema judicial, facilitar la exportación manteniendo una moneda competitiva y estimular la producción agrícola, pecuaria e industrial. Bajar los impuestos de todo tipo y hacerlos más equitativos y progresivos, pero estimular el pago de los mismos con la puesta en marcha de los planes y leyes de previsión social. Incrementar las oportunidades para el estudio y ligar la formación profesional a todo nivel con el criterio de méritos, incluyendo, claro está, el servicio público –carrera administrativa.
No hay que ser menos liberal, o neoliberal, o conservador, o más o menos socialista. Lo que hay que ser es prácticos. Nuestro país no está para aplicar teorías y experimentos socioeconómicos, modernos o trasnochados. Estamos más bien para producir, creando riqueza para todos a través del trabajo, y el trabajo se crea estimulando y dando seguridades a los empresarios de que su inversión, sus ganancias y su futuro son bienvenidos, protegidos e incentivados en la misma medida en que conlleven la creación de puestos de trabajo, la producción de bienes de consumo útiles y necesarios y el pago adecuado y justo de impuestos, Una Venezuela de mucho trabajo, es el plan para el futuro.





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Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio