Aprender a comerciar
(Artículo de opinión publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/Aprender-comerciar_0_615538542.html), el viernes 24 de abril de 2015)
No todo el mundo sirve para
comerciante. A no todo el mundo le gusta ser comerciante. Ser comerciante no es
ni bueno ni malo. Comerciar no es una afrenta a la sociedad. Hay leyes que
regulan el comercio pero no que lo prohíban.
El gobierno a pesar de llenarse
la boca con palabras fuertes de desprecio y descalificación de los
comerciantes, está, sin embargo, fomentando la construcción de una sociedad
basada en el comercio, solo que sin las limitaciones morales y legales que
suelen desarrollar las naciones para controlar el efecto del comercio sobre la
sociedad.
El “bachaqueo” como llaman a los
pequeños comerciantes que compran más barato donde hay la oportunidad, y venden
más caro donde hay la ocasión, es una forma, ya generalizada, de aprender
comercio, de hacerse mercader en poco tiempo, con un curso intensivo apoyado
por el estado y avalado por las necesidades creadas en la población por una
economía bizarra. De ahí saldrán los pilares económicos del futuro y las
transacciones financieras también, pues es indiscutible que las finanzas más
visibles en el país, hoy día, son igualmente bachaqueo.
El socialismo del siglo XXI ha
devenido en escuela de formación de capitalismo salvaje con énfasis en el libre
mercado apoyado, estimulado y hasta financiado por el gobierno inmaduro y
descabellado que nos toca padecer. El gobierno quiere que todos seamos
comerciantes. Las aspiraciones del venezolano, por tanto, irán desde hacer
dinero, mucho dinero, con el comercio, hasta hacer dinero, muchísimo dinero, al
margen de la ley, con comisiones, prebendas, coimas, nepotismo, tráfico de
sustancias y amiguismos remunerados.
Da tristeza y mucho coraje ver
la Venezuela de hoy con carencias inconcebibles en medio de escasez inaceptable,
saliendo a la calle a rebuscar, bachaquear e invertir un tiempo y energías
preciosos en la procura de bienes mínimos como alimentos y medicinas.
Más coraje sentimos cuando vemos
que empleados públicos y negociantes sin escrúpulos, se ha apropiado de tanto
dinero a costa de las necesidades del país y valiéndose del engaño. Esos
capitales de extracción innoble y manchados con las miserias de la humanidad,
son la muestra visible de lo que es y ha sido esta etapa de nuestra historia,
que algún día debe terminar y con ella desaparecer esos seres malignos que
justifican lo injustificable, obtienen ventajas del sufrimiento colectivo y
maltratan alevosamente el espíritu y el noble sentido de solidaridad del
venezolano.
Cada semana aparece un nuevo
personaje corrupto y una nueva manera de encubrimiento se descubre. Por
ejemplo, el gobernador del Estado Aragua acusa al que le antecedió y éste –que
se encuentra, según dicen, en los Estados Unidos, en un plan de protección de
testigos– acusa, a su vez, al gobierno, pero, ni el uno ni el otro denunciaron,
como era su insoslayable deber, las corruptelas de las que dicen ser testigos,
por el contrario, el gobernador actual le dio dos años de ventaja, sin
denunciarlo, según su propia confesión, por sugerencia de Chávez quién, por
cierto, los consideraba a ambos, sus “hijos”.
¿Qué más hay que decir para
entender la situación?