Los hechos hablan por sí solos
Artículo de opinión publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/hechos-hablan-solos_0_573542764.html), el viernes 13 de febrero de 2015
Las explicaciones sobran.
Lo que importa es que aquí se dicen
y se hacen cosas: buenas, malas, regulares, injustas o ajustadas a las leyes.
El hecho es que se ejecutan órdenes y no se discute su pertinencia. Se cumplen
y punto. La base de todo es mantener vivo en el pueblo el concepto de que hay
un gobierno que manda, sin tapujos ni cortapisas, sin ambages, sin nimiedades,
sin consideraciones. No importa quién, ni cómo, ni donde, lo que se debe destacar
es qué se hizo. El Estado es el padre proveedor y es de él de donde proviene el
bienestar, no de los dueños de empresas que pretenden disfrazar su éxito con
dádivas y aparentes servicios a la comunidad, ni de los líderes políticos. Ellos
son en realidad unos saboteadores del plan de socialización profunda y total de
la Nación.
El pueblo escogió a quienes
considera sus representantes y mandantes en esta saga histórica. El fin
justifica los medios y por tanto las conductas individuales de estos
gobernantes son aceptadas sin cuestionamiento alguno y autodefendidas a
ultranza, pues el principio básico del desarrollo del Estado Socialista del
Siglo XXI es la aceptación indiscutida de las verdades construidas por los
revolucionarios en base a las necesidades del momento: si hay que mentir, se
miente, si hay que asociarse con la guerrilla o el narcotráfico, se hace, si
hay que ir contra principios, valores, leyes y normas constitucionales, se irá,
si hay que apartar a fulano o a mengano, se hará y si hay que apropiarse de
alguna empresa o servicio, se hará también. Todas las acciones del gobierno son
válidas y convenientes por el solo hecho de ser acciones del gobierno.
La legitimidad de esas acciones
es envolvente y fundamental, surge de improviso y del revestimiento íntimo
personal del jefe, no son cuestionables excepto por las vías que permiten y
señalan las leyes, pero la decisión judicial correspondiente será aquella que
los jueces decidan o dejen de decidir, en cuyo caso el tiempo castigará con su
guadaña al irrespetuoso ciudadano que osó oponerse o fue apresado por
decisiones político-administrativas de sórdido nivel.
Bueno, en este breve discurso
expuse, en el lenguaje más perlado del que fui capaz, la realidad actual de
Venezuela, nada diferente de la de otros países que han atravesado por
semejante prueba. Lo bueno es que no va a durar tanto como algunos creen, ni
tan poco como otros deseamos. Lo peor es que el cambio va a señalar nuestras
deficiencias sociales y personales de
manera cruenta y recuperarnos de tal desgracia nos costará lágrimas, mucho
esfuerzo, energía y tiempo, pero al final seremos un pueblo feliz, contento,
entusiasmado y todos empujaremos en el mismo sentido con fuerza, acatando la
Constitución y manifestando nuestro orgullo de ser un pueblo justo, trabajador,
respetuoso de la diversidad y seguros de haber elegido nuevos gobernantes que
muestren de manera humilde su vocación de servicio y su respeto por el pueblo y
las leyes.