Conjuro futurista
(Artículo de opinión
publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/Conjuro-futurista_0_447555356.html),
el viernes 18 de julio de 2014)
Nuestra vida política está llena
de fórmulas mágicas para resolver las situaciones que nos disgustan y hasta las
que nos hacen infelices. La sola mención de algunos de esos conjuros trae
cierto alivio temporal y una esperanza momentánea de cambio o, para algunos,
hasta de regreso a los viejos esquemas en apariencia superados.
Así, nos hemos venido
estimulando tanto en la oposición como en el gobierno. Con frases que implican
cambios profundos en contra de los demás y a favor de nuestras pulsiones.
Exhortaciones perentorias que no dejan lugar a dudas sobre el cambio, pero que
no plantean ni para tirios ni para troyanos, cómo hacerlo.
Oficialistas añorando los
primeros tiempos del chavismo. Oposicionistas nostálgicos de los gobiernos de
AD y COPEI y hasta quienes piensan que con Chávez estábamos mejor que con
Maduro.
Siempre fue así. Cuando Rómulo o
Caldera, también habían los que juraban que con Pérez Jiménez estaríamos mejor.
Y antes hubo quienes añoraban al benemérito. No estamos contentos con nada y
eso es bueno, pero de ahí a pensar que repetir el pasado es mejor, no es sano, ni
útil.
Si no estamos contentos ni
felices, si nos sentimos defraudados y no representados adecuadamente,
hagámoslo saber e intentemos salir adelante juntando esfuerzos y no
desperdigando energías, intenciones, trabajo y esperanza. No ganamos nada con
la critica acerba a todo cuanto acontece que no contó con nuestra anuencia
personal. Reconocer el arrojo y el sacrificio de algunos por el futuro de
muchos es una tarea útil y necesaria. A la larga todos tendremos éxito si remamos
en la misma dirección; cada quien lo hará a su manera y en su momento, pero
todos haremos algo.
Es injusto e inadecuado criticar
y culpar a la MUD, a Capriles, a Leopoldo, a María Corina y a cuántos ustedes
quieran nombrar, por hacer lo que sus conciencias les dictan, porque su
servicio a nuestros intereses comunitarios van más allá de sus personas,
bienes, necesidades y familia. Ellos y los que como ellos padecen y padecerán de
cárcel, persecución, crítica, maltrato y
rechazo político, merecen nuestro
respeto, consideración y admiración. En la lucha por los derechos civiles, el
respeto individual y colectivo y el bienestar
del pueblo no puede haber una única vía, ni un único modo. El concepto
de democracia e igualdad implica el respeto por el pensamiento y las acciones
de cada quien.
Es una lástima que en Venezuela
tengamos tan pocos Leopoldos, Enriques, María Corinas, etc. Es una pena que
tengamos tantos intolerantes y opresores, que además están en ambos lados de la
balanza.
Cada quien debe aportar su mejor
esfuerzo, en el campo que desee y con la energía que pueda desplegar. Acciones
y pensamiento positivo y optimista, no amargas reflexiones sin futuro y
derrotistas. El éxito está en sumar no en dividir.