Reflexión de año nuevo
\(Artículo de opinión
publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 3 de enero de 2014)
Entre
las razones para hacer nuevos y esperanzadores propósitos anuales está, en
primer lugar, el año nuevo.
Esa primera hora del año es
mágica, nos llena de ilusiones y estimula la seguridad en nuestras capacidades
de superar diferencias, desilusiones y frustraciones; como aquellas presentes
en la memoria en la última hora del año viejo. Que es una de las paradojas más
tradicionales de la cultura universal: dejar atrás lo malo e insatisfactorio y
mirar con esperanza el futuro inmediato, cuando entrambas sólo han mediado doce
campanadas.
Los venezolanos tenemos que
darnos cuenta de que hasta el momento y por un tiempo muy largo, seguiremos
divididos en dos mitades: una infeliz y frustrada por no haber alcanzado sus
objetivos y que seguirán intentándolo, a pesar de los resultados adversos de su
gestión gubernamental y la otra, igualmente infeliz y frustrada por no haber
alcanzado sus objetivos y que seguirán intentándolo, a pesar de los resultados
adversos de su gestión en la oposición.
Son los mismos venezolanos,
divididos en sus formas de conseguir lo mejor para ellos y su país, pero
coincidentes en su amor y deseos para la felicidad y paz de sus conciudadanos.
Eso es lo esencial. Debemos entenderlo así y seguir trabajando con ahínco y
perseverancia en ser mejores y en no perder las oportunidades que nos han dado
la naturaleza y nuestra decisión de ser creativos, constantes y alegres, para enfrentar las adversidades
que sin duda nos asaltarán y dolerán por igual a todos.
Por mi parte, daré al nuevo año
la renovación de mi espíritu de lucha, en el cual sólo tendrán cabida: ir hacia
adelante, dejar el pasado en el baúl de los recuerdos y construir el presente
con buena voluntad, optimismo, trabajo y alegría. Esperaré de todos lo mejor y
estoy seguro de que nuestro amor por Venezuela lo expresaremos con el estilo,
color e intensidad que corresponde a cada quién, pero sabremos que estamos
dando la totalidad de la que somos capaces.
Por ahora, tenemos lo que todos los
venezolanos sabemos insuficiente y deficiente, pero nuestra esperanza de
mejorar es una labor colectiva que necesita, como los músculos del cuerpo, que
unos halen hacia acá y otros para allá, así obtendremos la energía y la
sinergia necesaria. Esa será la fuente del balance equilibrado y eficiente que
las fuerzas que mueven los países hacia adelante, necesitan.
Que todos estemos de acuerdo es
necesario para echar hacia adelante, pero que lo hagamos a la fuerza en un sólo
sentido no, pues, o es debilidad o es despotismo, pero en todo caso no respeta
la libertad.
El éxito depende de nuestras
diferencias y voluntad para cumplir nuestras ilusiones, no de la subyugación ni
de la obsecuencia y menos aún de la critica acerba o de la posición de
espectador criticón y amargado.
Feliz 2014, a todos, por igual.