Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

domingo, 17 de octubre de 2010

Los mineros


¡Mineros del mundo, uníos! Es el grito que debimos oír en estos días pasados.

¡Ya basta! Es el porqué de los grandes cambios en la historia.

La minería está íntimamente ligada a la evolución de los pueblos y de la economía mundial. Los bienes aportados por la madre tierra tienen que ser obtenidos por el muy anticuado método de escarbar, con o sin uñas, con o sin aparatos, pero casi siempre ruñendo las entrañas del planeta.

Es obvio, que después de lo sucedido en Chile con los 33 mineros atrapados en el fondo de una mina a casi 700 metros de profundidad y por 70 días, las cosas deben cambiar.

Esta vez, empero, no harán falta manifiestos comunistas. Así pues, ningún luchador por la decencia del obrero y sobretodo por el minero, tendrá que hacerlo haciéndose pasar, como lo hizo Marx, por sufrido minero y explotado obrero, sin haber pisado nunca una mina, vestido andrajos, comido a duras penas y tener que mantener una familia cuyo único futuro era ser minero desde niño y morir minero a temprana edad.

Ya no es cuestión de narrar y fomentar en la imaginación del lector las desgracias de la minería y los sacrificios laborales de los mineros. Ya no es necesario, el drama y la angustia llegó por televisión a todos los hogares. Ahora, lo visto, oído y leído en la televisión, la radio, la prensa y las infinitas conversaciones entre las impresionadas gentes que pueblan el mundo, traerán como consecuencia que bajar a una mina sea visto como una circunstancia que no puede realizarse más que en condiciones de absoluta seguridad, de tal manera que los imprevistos sean una referencia a la protección y no como una azarosa o potencial complicación que con 20 millones de dólares americanos puede ser resuelta.

La minería ha cambiado mucho en los miles de años que la conocemos. El precio de los metales ha aumentado mucho. De hecho no hay metal barato. Algunos están manchados de sangre y otros de pólvora. Las minas de superficie, por el hecho de no tener los riesgos de los derrumbes y las explosiones, no son más seguras. Encontrar diamantes, esmeraldas u oro, puede ser una fuente de riqueza súbita o una sentencia de muerte.

Lo que logró tejer la humanidad alrededor de la minería ha sido más destructor que un veneno. Más fortuna han hecho quienes explotan a los mineros que los propios mineros. A los mineros los explotan desde los dueños de las concesiones hasta los procesadores y comercializadores del mineral, en tasas crecientes que desprecian la labor personal y riesgos asumidos por minero.

Las circunstancias son las que traen los cambios. Saber aprovechar las oportunidades y aceptar las circunstancias para bien, es de personas inteligentes. Ocultarse ante las desgracias y tener temor a los cambios es negar nuestra condición de animales altamente evolucionados. No conozco animales que escurran el bulto ante la adversidad. Lo que hizo el gobierno chileno bajo el liderazgo indiscutible y modesto de su Presidente fue admirable y todos lo han reconocido así.

Lastima el ánimo haber presenciado en los últimos años las tragedias del submarino ruso Kursk en 2000, los muertos en las minas de México, Colombia y China y el reciente accidente en una mina de la región de El Callao en Venezuela donde fallecieron al menos siete mineros, que se sepa…

En muchos de esos casos los grandes culpables no son el azar, el destino, el descuido, las lluvias, el frío o el mar. Los grandes culpables son las autoridades gubernamentales por su falta de probidad, incapacidad para calibrar el peligro, descarnada crudeza al permitir que esas personas estuvieran allí en ese momento y finalmente por su manifiesta indolencia para coordinar efectivamente tanto la prevención como el rescate de los afectados.

El Kursk fue una lección de lo que no se debe hacer, de la Ley de Murphy y de la incapacidad de los gobernantes a todo nivel y, porque no decirlo, del egoísmo protagónico mediático. Desde la ausencia de boya señalizadora automática en caso de accidente, hasta el retraso inexplicable en la información y la indolencia increíble de los altos oficiales que debían tomar las decisiones. Todo se conjugó para que el retardo fuera más que fatal y nuestra angustia de espectadores impotentes fuese casi tan tremenda como la de los agonizantes marineros.

La desgracia de la falta de planificación, coordinación y liderazgo, ha alcanzado en ocasiones incluso a los más conspicuos luchadores públicos. El mejor ejemplo es el huracán Katrina y el desastre que fue para los EE.UU. su superación.

El gobierno chileno, su Presidente y ministros dieron una demostración generosa de compromiso, coordinación y gestión de bajo perfil y finalmente, de apertura ante los hechos y la realidad, es decir, la verdad. ¡Bien hecho!

Mucha gente y varios naciones ayudaron. Las colaboraciones fueron innumerables, pero el mantener la orquesta tocando con volumen y tempo, fue labor del Presidente Piñera. Un jefe así vale la pena. ¡Si señor!

También debo señalar que la presencia de ánimo, capacidad organizativa y liderazgo del jefe del grupo de los mineros, jefe hasta el final, fue un factor decisivo en el éxito de la operación de salvamento, tanto como la disciplina y colaboración de los otros 32 mineros.

Obviamente, no es un problema de ideologías, pero si de capacidad y compromiso con la gestión encomendada.

Cuesta mucho prever qué cambios habrán de introducirse en la minería en el futuro inmediato, pero, como dije antes, espero y sé que ustedes lectores también lo sienten así, que la minería cambie. Que el minero, que es un trabajador milenario, decente, sacrificado, solidario y valiente, sea ahora un paradigma de dignidad laboral y modelo de todos los trabajadores del mundo.

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