Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

sábado, 27 de marzo de 2010

Prometo no pensar


“No lo vuelva a hacer”. Ya no es más la posible sustitución a una amenaza o a la aplicación dura de la ley, tampoco es una amonestación, es, simplemente, una frase vacía. Las oportunidades de entender y comprender los porqués de las amenazas y las restricciones ya pasaron. Eso era antes, en el colegio, en el hogar, ante la policía del tránsito o la municipal, a veces en las aduanas, siempre con los curas y siempre también con los padres y hermanos de uno. Ahora ya no.

Dejamos de ser una nación de personas ingenuas y bastante inocentes que creíamos en el remordimiento, en la buena intención, en la justeza de la justicia, en la defensa de los débiles y en el respeto por los mayores y las figuras de autoridad, más aún si estas eran nuestros representantes.

De nada vale no decir lo que se piensa, de nada vale no expresar lo que se siente. De nada vale no discutir sobre las ideas, el porvenir, los sucesos, la política, las fuerzas armadas, la economía, la electricidad, los medios de comunicación, las expropiaciones, el autoritarismo, la constitución, la salud, el agua, los incendios, la ETA, las FARC, las drogas o sobre el papel que pretende jugar Venezuela en el azaroso póker internacional. Quedarse callado ya no es una solución. Si una vez hablaste, ya perdiste. Tu expediente de criminal agresor y de instigador a la reflexión y a la creatividad del pensamiento, te delata como criminal peligroso de altísimo nivel, tanto que ni con los presos comunes puedes estar. El peligro que representas es de tal magnitud que eres un detonante indesarmable para las peligrosas bombas destructoras de todo pensamiento sano y también para aquellos que están presos por pensar y actuar políticamente.

Sólo se salvan los muy aguerridos delincuentes, organizados o no, que seguirán siendo tales, pues el único remordimiento que anida en sus conciencias es el pesar por no haber “quemado” a fulano o a mengano y que son tan avaros en sus pulsiones que se matan entre ellos por el botín, delante de las víctimas y sin haber terminado de cobrar. Esos no se quedan en las cárceles. Salen rapidito y siguen en lo mismo. Pero es que ellos no son tan peligrosos como los presos políticos o los de conciencia. o aquellos enchironados por haber opinado en público, sin más.

¿Qué va a pasar con OAP? No lo nombro para no perjudicarlo o perjudicarme. ¿Será imputado, juzgado y condenado, o será imputado y guardado hasta que adelgace, o no será imputado, pero tampoco saldrá, o lo dejarán libre porque la justicia actual es tan justa que acordó que no había tanto delito como dijeron los fiscales…?

Personalmente deseo que encuentren delito en sus actos. Necesitamos que se criminalice toda acción surgida del pensamiento. Necesitamos pruebas contundentes e incontestables de que en Venezuela pensar y comentar lo pensado, es delito. De otra manera no se entiende la actual “revolución”. Que lo suelten sería muy peligroso. Ganarle una al gobierno es una pendejada. El revanchismo oficial es cosa seria a tomar en cuenta.

Yo lo condenaría a seguir escribiendo y apareciendo por televisión, por que se merece no tener descanso ni paz, al fin y al cabo, es lo que ha estado buscando. Que padezca lo que todos padecemos y que lo diga, que no se quede callado, que anime la protesta y estimule el pensamiento, que no fleje. Esa es la condena que merece, por haber seguido siendo joven y rebelde y por reflexionar y expresar desde su orilla lo que está en la mente de los ciudadanos, muchos de los cuales todavía no se atreven a no pensar.

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Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio