Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Un estudiante…

(Artículo de opinión publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 18 de septiembre de 2009)

Un estudiante se balanceaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fue a llamar un camarada; dos estudiantes se balanceaban sobre la tela de una araña, como veían que resistía fueron a llamar un camarada; tres estudiantes se balanceaban…

Una canción infantil, un poema, un chiste, un proverbio, un refrán o, simplemente, una frase aguda y lapidaria, pueden ser un arma de lucha política. Una actitud o una decisión tomada y compartida por muchos, es también un arma política formidable.

Perseverar, ser constante en los planteamientos, tener confianza en la disposición y motivación para la lucha política y la defensa de los más altos intereses individuales y colectivos, es primordial. Pero, la acción que representa el ir agregando personas, uno a uno, al movimiento de disidencia y apoyo a formas de acción democráticas y de defensa de los derechos del pueblo, es esencial y debe ser indetenible.

No tengo el honor de conocer a alguno de los presos políticos de este país, pero entiendo, por la información disponible y el sentido común, que han sido detenidos, juzgados y sentenciados, por delitos que pueden considerarse triviales y pertenecen más al código draconiano que a la Constitución de un país democrático y pacífico como el nuestro, pero que, por arte de birlibirloque, terminaron siendo acusados de graves actos punibles, propios de criminales connotados y seres malvados, incursos en crímenes contra la humanidad, las buenas costumbres y el agrado y sumisión del cual debemos dar muestra todos los venezolanos ante nuestro gobernante y, supuestamente, único faro iluminador.

Por eso y otras cosas más, que ustedes viven igual que yo, diariamente, es que tenemos que seguir sin temor alguno, protestando y protestando, haciendo saber nuestra profunda insatisfacción e incomodidad con el gobierno y nuestro indetenible e irreductible deseo de cambiar de gobernantes, legisladores y administradores de justicia.

Un estudiante, preso por defender derechos de los venezolanos, que no huyó, que se encontraba en su casa y que con entereza afronta este honroso carcelazo, es un ejemplo a imitar. Ahí deberíamos estar todos, uno a uno.

Estar en la cárcel como lo están hoy nuestros presos políticos, no es una indignidad. Es el camino del triunfo de la sensatez sobre el inclemente juicio del descarnado y autoritario revanchista, que piensa que su actitud necia, hiperestricta y apegada a la letra de la ley y a su interpretación draconiana del castigo a imponer, es una enseñanza y un aviso para que pongamos límites, sólo por el concebidos, a nuestra capacidad de pensar y protestar, así como a nuestras maneras de manifestar aquello en lo que creemos. Nada más lejano de nuestro espíritu que ceder ante el uso indiscriminado y artero de la fuerza, sea como fuere que venga, disimulada o ejercida por soldados, policías, fiscales o jueces.

Somos muchos quienes nos balanceamos en la tela de la araña y seguiremos aumentando mientras esta resista.

Pido excusas a los niños y a los elefantes por haber cambiado la rima infantil sin fin, que hoy menciono. Muy impresionante sería cantarla todos, sin parar, contando hasta el infinito el numero de estudiantes que están dispuestos a balancearse en la tela de la araña. Podríamos también cambiarlo por: “un disidente se balanceaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía, fue a llamar un camarada; dos disidentes se balanceaban…”

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