Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 14 de mayo de 2010

La más alta, el más bajo

(Artículo de opinión publicado en la página 11 del diario El Nacional, el viernes 14 de mayo de 2010)

No se trata de un concurso de belleza ni de un “casting”. No estamos escogiendo a nadie ni estamos tocando ningún instrumento musical, tampoco comprando matas en el vivero. Se trata, de cifras, de números crudos y dramáticos. Son los números que el mundo está mirando con asombro y un dejo de lastimosa conformidad. Todos saben por qué son, a qué se deben. Los analistas económicos y financieros del mundo entero conocen nuestros números. Los analistas locales, también; sin embargo, la habilidad de los gobernantes de este país para mentir, disimular y disfrazar las verdades y los números es inaudita. El juego ya lo conocen en todo el mundo, las cifras y las noticias salen, permean el éter y caen en las computadoras del mundo financiero, cada día. Es difícil desmentir los números.

Me refiero a la inflación. Hasta el 30 de abril la variación anualizada en los últimos 12 meses es 30,4%, la más alta en América (El Nacional). Para los alimentos y bebidas, la variación en abril fue 11,1% y la variación del índice nacional de precios al consumidor fue 5,2%. Más del doble que en marzo (2,4%) y el triple que en febrero (1,6%) y enero (1,7%) (BCV). Desde el famoso paro en 2003, no veíamos esas cifras.

Las cosas no terminan ahí.

La tasa promedio que se paga por ahorros en Venezuela es de 12,58% anual (BCV), menos de la mitad de la inflación, lo que, obviamente, no estimula el ahorro pero sí el consumismo y para eso este gobierno recompuso el decreto de aumento de salarios mudando el 15% de aumento previsto para septiembre a este mes de mayo, lo cual sumado al aumento de 10% en febrero, da 25% de aumento salarial total. Para nada, por que ya se convirtió en fantasía. Las personas a quienes ha afectado más la inflación son justamente los beneficiarios de ese aumento espurio. La imagen fantasmagórica está compuesta por más dinero por quincena y más gastos por día. Consumismo en su mejor forma, más real, más inflación, menos valor adquisitivo, menos estímulo al ahorro, pues ¡a comprar!, que al menos algo se mantiene.

Es evidente que quienes elaboran los planes y ejecutan las decisiones de la economía en este país no están pensando en el pueblo. Piensan más en adaptar la economía a un modelo teórico de capitalismo de estado, marxismo y comunismo, probado por otros países como poco eficaz y muy complicado, que en lograr el bienestar del pueblo.

No puede ser que la inflación en abril fuese tan alta y a costa de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Las leyes de la economía nos dicen que al haber poco de algo y solicitarlo mucho, se aumenta su precio. Pero el gobierno no reconoce la escasez y achaca la causa a la especulación, la sequía, el fenómeno El Niño y a la manipulación electoral. Los culpables son los otros, ellos no, los demás sí. Proposición que insulta la inteligencia y esperanza del pueblo.

No es con represión, imposiciones, expropiaciones y órdenes perentorias, que se va a mejorar la producción de alimentos. El incentivo no puede ser el insulto y la descalificación del que produce alimentos o lo que sea. El estímulo debe ser el reconocimiento, el pago justo y oportuno, la ayuda tecnológica, las oportunidades financieras y la libertad de escoger el ramo de producción que mejor se acomode a sus destrezas, aspiraciones y a las necesidades del público.

Nos tienen retrasados en todo, no nos permiten crecer, avanzar, ni mejorar. ¿Hasta cuando? ¡Cónchale!

Archivo del Blog

Acerca de mí

Mi foto
Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio