Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 21 de agosto de 2009

¿Periodistas o ciudadanos?

(Artículo de opinión publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 21 de agosto de 2009)

Cada quien tiene su manera de ver la vida. Eso no lo puede cambiar el gobierno ni con una ley, ni con amenazas o zalamerías. Mi manera de ver y sentir los asuntos políticos es muy personal. Tiendo a identificarme rápidamente con quienes se encuentran en la oposición, sea el momento histórico que sea y mande quien mande. Esa manía de enfrentar y criticar a quien detente la autoridad, sea quien fuere, me hace sentir bien. Algunos dicen que es injusta, otros que no es congruente con mis ideas. Para mi, es haber escogido estar siempre del lado de los débiles. Por eso nunca he militado en un partido político, porque si llegase a ganar las elecciones ese partido, no sabría cómo hacer y no sería capaz de defender y participar voluntariamente y con entusiasmo en las decisiones políticas de ese partido en función de gobierno. Tampoco sería capaz de seguir una “línea” partidista o apoyarla, incentivado, inducido u obligado por el partido. No podría, me daría asco de mi mismo, del partido y de quien me lo proponga.

Pero yo entiendo y acepto mis limitaciones, por eso soy opinionado y no ejecutivo de la política y mucho menos diputado. Como ciudadano pienso y pienso y vuelvo a pensar y al final, cuando el malestar de lo injusto y la violencia de la imposición me acogotan, escribo.

En los últimos días he sentido una nueva desesperanza. Según Alí Rodríguez del PSUV, por parte de los periodistas recientemente agredidos: "Hubo una provocación. Actuaron como ciudadanos, no trabajan como periodistas". Otro personaje, Oscar Figuera, dijo: "Estamos en guerra y los voceros corren riesgo“; y posteriormente afirmó: “La protesta es un riesgo”.

Doble sorpresa: los ciudadanos que protesten están expuestos a la violencia de quienes detentan el poder, pero si son periodistas, también.

Ya entendí, las cosas son sólo como quienes mandan quieren que sean y el que protesta pierde y si es periodista pierde dos veces, por ciudadano y por periodista.

Pero ahora el gobierno va a tener que inventar otro grupo de normas, pues a las dos clases de agredidos, los ciudadanos y los periodistas, habrá que añadirle en breve plazo los estudiantes y los maestros y llegaremos a cuatro clases de venezolanos agredibles. Después vendrán los obreros y los patronos y seremos seis. Espero, con esperanza de la buena, que lleguemos a nueve, con los científicos, los religiosos y los militares.

Debido a las razones expuestas es que hoy me voy a referir a la Ley Orgánica de Educación (LOE) en términos que no dejan duda sobre su falta de validez.

No se tomaron en cuenta las opiniones de nadie que no fuera de la camarilla que hace lo que otros quieren. Nunca mejor utilizado el remoquete de focas: aplauden en coro por comida y no tienen orejas. Ni educadores ni educandos, ni representantes, ni nadie, fueron escuchados. Sólo importó lo que ya se había decidido en una instancia superior, y por eso se aprobó en la madrugada, como hacen quienes tienen algo que ocultar y se asocian para maltratar. Entre gallos y media noche es la hora del rencor, la perfidia y la agresión artera.

Aún en el supuesto negado de que la LOE fuese buena y adecuada a nuestro gentilicio y necesidades, el sólo hecho de su aprobación inconsulta la convierte en una ley espuria y por tanto inaceptable por quienes creemos en la democracia y ello nos lleva a protestar públicamente y, por supuesto, al riesgo de ser agredidos físicamente.

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